Dicen que en
el País de los Ciegos, el tuerto es el rey, tal vez tengan razón en
esta afirmación, pero me vais a permitir, asegurar que en el País
de los Ciegos, el tuerto es tan tuerto como en otro país. Por eso,
no puedo aplaudir lo que no es plausible, por eso no puedo reír ante
lo que no es risible ni emocionarme ante lo que no me conmueve.
Muchos verán en este articulista anónimo, a un loco que escribe
cosas sin sentido para que alguno de vez en cuando las lea, pero es
cierto que quien suscribe estas palabras siempre lo intenta hacer con
toda la humildad que me ha dado vivir en una selva y con poco más o
menos, que lo puesto. Nunca faltaron elogios ni loas hacia mi forma
de expresarme por escrito, pero no es menos cierto que aquellos a los
que mi opinión no ha gustado, bien por su contenido o bien por su
forma, no van a manifestarme su opinión de manera abierta, por pudor
o aprecio personal.
Vivimos en
una sociedad donde la osadía se ha apoderado de muchos “artistas”,
algunos que piensan que por haber leído dos libros, se puede ser
autor y llevar su obra a las librerías del mundo. El escritor que ha
publicado y ha tenido el reconocimiento por su trabajo, sabe lo
difícil que ha sido llegar ahí, y que aún es más complicado poder
mantener el nivel alcanzado. Nadie nace sabiendo ni la vocación se
adquiere por nacimiento, la preparación, la lectura y el aprendizaje
es necesario para poder desarrollar cualquier disciplina artística.
El término autodidacta, ha pasado de ser una bendición a
convertirse en una amenaza para la sociedad. El pintor, cantante,
escritor, actor, etc…, necesita pasar por un proceso de formación
previa para competir en una sociedad que cada vez hace más difícil
encontrar un hueco para una salida profesional o simplemente para
crecer como persona.
Escribamos,
cantemos, pintemos, bailemos, dirijamos, actuemos…, todos tenemos
el derecho a hacer lo que nos guste y nos llame la atención y por
descontado que siempre habrá algunos que tendrán mayor facilidad
para una disciplina que otros; pero una vez asentados en nuestra
disciplina, hay que prepararse, de forma que el escritor tendrá que
saber expresarse y leer mucho; el cantante deberá conocer algo de
solfeo; el pintor si va a una escuela de Bellas Artes, será capaz de
hacer grandes cuadros; etc… Por su parte al espectador le pediría
que sea crítico objetivo y que las relaciones personales no nos
lleven a decir que nos ha gustado algo que en realidad no es capaz de
alcanzar, ni siquiera el nivel de mediocre.
Sin más
que decir se despide este articulista, que sigue aprendiendo para que
el día de mañana me considere un aprendiz de escritor.
Publicado en Viva Barbate el 24 de Enero de 2014
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