sábado, 23 de octubre de 2010

CARAS NUEVAS Y EL MISMO ESPIRITU


Hoy leí una noticia que me llegaba por internet, acontecida en un país al sur de Siempre Jamás llamado España, donde su presidente del Gobierno había cambiado algunos ministros sustituyéndolos por otros miembros de su partido o eliminando sus ministerios. Todo eso me ha hecho pensar sobre las circunstancias que ocurren en ese país en los últimos años, donde la crisis económica les come el terreno y los casos de corrupción abundan por cada rincón del mismo.
He pensado que tal vez la clase política debería poner en marcha un nuevo concepto, debería de empezar a elaborar sus programas preocupándose de organizar y mejorar las unidades administrativas de las más pequeñas a las de mayor numero de habitantes, como si construyésemos un bloque de pisos de abajo, arriba. El objeto de esta forma de hacer política no es otro que el controlar al dirigente, mientras se estructura un municipio o ciudad en base a unos criterios objetivos y legales. Porque para el ciudadano de a pie, a veces es más importante que su calle esté limpia o que la farola encienda su luz, más que haya un campo del golf o un hotel de cinco estrellas.
En base a este trabajo de micropolítica, también es el momento de controlar la acción personal de sus administradores, evitar que la concentración de poder en una persona es muy importante, recordemos que en estos dos años se conmemorará de manera muy especial en la provincia de Cádiz, el periodo liberal abierto en 1810 cuyo principal valor estribaba en la separación de los poderes jurídico, legislativo y ejecutivo. Pero para que esto ocurra hay que observar de manera crítica que políticos envían los partidos nacionales a regir las riendas de los pueblos y comunidades autónomas en esta nación.
Repasando la historia, he podido ver como el perfil profesional de estos representantes ha caído por una cuesta muy empinada, si bien al principio de la democracia como en los años de la dictadura estos cargos recaía entre las personas con mas formación y preparadas de la sociedad, hoy en día, donde esta formación afortunadamente se ha extrapolado a todas las clases sociales y no sólo a unos privilegiados, al mundo político local se van incorporando un nutrido grupo de zánganos cuyo único objetivo es de ganar un sueldo muy sustancioso acompañado de extras en comisiones, entablar relaciones con promotores y otras administraciones para garantizar su futuro o incluso algunos el de ganar el suficiente dinero para poder comprar la casa y poder casarse. En este sentido no es de extrañar encontrarnos en estos últimos años como algunos municipios han alternado alcaldes absolutistas, a veces por el carácter mesiánico que el pueblo le concedió o a veces por la pasividad e inoperancia de sus compañeros de corporación, como el caso contrario alcaldes títeres de unos manipuladores externos o incluso internos a su administración. Lo cierto es que estas actitudes carente de vigilancia desde instituciones superiores, por ignorancia, volumen de trabajo o por complicidad, ha trasmitido una nube a este país, que encubierto por una crisis económica global, lleva un problema aun mayor, el descrédito de un sistema que llevado con la honradez presupuesta a sus administradores sería el mas correcto sistema de gestión de cualquier estado.
La clase política en España debe de actuar como su selección de fútbol, en conjunto cada uno en su parcela, pero sin estrellas que prevalezca el éxito personal, y esa es otra labor a controlar por un país en crisis. El hacer desaparecer ministerios, no sirve para un ahorro económico si no se regula los sueldos de alcaldes y concejales estableciendo un baremo en base el número de habitantes del municipio al que dirijan o poniendo coto al número de empresas municipales con las que cuenten, numero de liberaciones o de secretarios particulares. En ese estudio previo he podido hasta leer alguna entrevista de políticos declarándose inútil para ejercer su labor debido a la crisis económica que padece su localidad, y sin embargo cobra una liberación de unos tres mil euros ¿no carece ese asunto de lógica?, ¿no provoca estas cosas un descrédito de la clase política y desconfianza en la misma?, y por último, ¿no genera ánimo de revanchismo en futuros concejales que puedan decir “si este por no hacer nada ganaba esto yo por hacer un poco mas tengo que ganar mas”?.
Sinceramente los cambios en el Gobierno de la Nación Española, pueden mejorar muchos aspectos, al menos eso es lo que esperan los ciudadanos, pero se me antoja que los cambios estructurales en la administración de este país deben ser mucho más en profundidad y por desgracia sea necesario dotar de mayores competencias y medio a la Fiscalía Anticorrupción, para que ejerza de un Gran Hermano que vele por las desfachatez de aquellos timadores de la voluntad social.
Supongo que esta reflexión será para los políticos españoles, las propias de un personaje de cuento que vive en el País de Nunca Jamás, pero lo que ellos ignoran es que en mi país la gente es feliz, más de lo que nunca jamás lograrán ser los españoles si sus dirigentes no empiezan a usar la cabeza para algo más que arreglar lo superficial.