domingo, 9 de octubre de 2011

Movimientos Sociales

Vivimos sumidos en una crisis importante desde hace varios años; mientras que la economía oscila con tendencia a la baja, la sociedad desesperada mira esperanzada a una fecha simbólica que ya hace 36 años marcó el inicio del fin de una época oscura y vergonzosa para todos los españoles. Sin embargo mi espíritu optimista decide escapar cuando se habla de esa fecha, pienso que en esta ocasión los cambios no serán tan halagüeños. Cuando oigo las propuestas para sacar a este país de su ruinosa situación por parte del principal candidato a obtener la presidencia del Gobierno, solo veo soluciones genéricas y poco concretas, mientras que las propuestas del candidato del partido que ahora nos gobierna son propuestas más rotundas y precisas. Ahora me pregunto, ¿se guarda los populares las medidas a adoptar por ser poco populistas o es que sencillamente no tienen ninguna medida concreta? ¿son creíbles las propuestas socialistas? Y si fueran ciertas, ¿por qué no las han tomado durante su periodo de Gobierno?

Los partidos minoritarios, ni siquiera tienen voz en los medios estatales y son los nacionalistas catalanes los que más lejos mandan sus mensajes, posiblemente por ser los más preparados políticamente para una sociedad donde cada vez más mediocres ocupan cargos de responsabilidad política con el único mérito contraído de ser amigos de un irresponsable. Mientras, se dicta una nueva Ley que obliga a que los partidos políticos sin representación parlamentaria estén obligados a presentar un número concreto de avales previos; como si se tratase de unos candidatos a la presidencia del R.Madrid o F.C. Barcelona; ¿acaso PSOE y PP están legitimados a pedir avales a otros partidos políticos después de los constantes escándalos de corrupción y la nefasta gestión que han demostrado en la política de este país en los últimos años?.

Mientras tanto los movimientos sociales, ejemplares en sus comienzos al mismo tiempo que espontáneos, poco a poco se van fragmentando en diferentes ramas, Los Indignados, el 15 M, Democracia Real, etc…, preludiando un final en el que muchos de sus miembros, ávidos de unos cambios que no se producirán, terminen abandonando desencantados o tal vez, formando parte de alguna formación política.

Me pregunto por qué estos movimientos, de objetivos similares, no se unen en busca de unos objetivos comunes, se organicen y conformen, en una Plataforma con su órgano directivo, que intenten cambiar todo lo que denuncian de manera contundente, pero desde una estructura organizada. Esto me plantea una nueva cuestión, ¿se tiene miedo? ¿a qué? ¿por qué estos movimientos valientes en su origen y su multitud se vuelven tímidos y temerosos a la hora de dar un paso contundente y efectivo? ¿de verdad se cree que manteniendo concentraciones pidiendo que se cambien las cosas se pueden lograr que cambien? y ¿por qué no se hacen propuestas de cómo ejecutar esos cambios a las instituciones públicas?

Entiendo el temor, en este país se ha vivido demasiadas veces como los rebeldes, los que han luchado por los derechos civiles, han terminado abducidos por un poder que le ha ofrecido bienes materiales o salida laboral a cambio de su silencio o el cambio de discurso. Si esto sucediera supondría una bofetada moral para muchos de los que se han pasado los días con incomodidades en las plazas de toda España, el tener un órgano directivo que pueda ser objeto de compra y sobornos por parte de la clase política mandataria; pero para evitar eso está el pueblo y está todos los que han hecho la sentada.

Actualmente creo que estos movimientos se están degenerando en pequeñas batallas independientes en las que los objetivos son varios y claros pero las herramientas para lograrlos son desconocidas y temo que todo se quede en un movimiento multitudinario pero sin ninguna transcendencia. Espero, que las formaciones políticas que se presentan a las próximas elecciones del 20-N, y que lleven las reivindicaciones de los movimientos sociales obtengan un resultado importante para que la voz de los indignados se oiga en el Parlamento, y si soñar sigue siendo gratis, que el 20 de noviembre del 2011, vuelva a ser la fecha del cambio que tanto reclama la sociedad española, como la de aquel año.