sábado, 5 de octubre de 2013

Relaxing cup of café con leche



Hace unas semanas ironizaba sobre los problemas de este país y de cómo sólo parecía que nos importase conseguir las Olimpiadas para la capital del reino. Hoy, unas semanas más tarde de la elección final de Tokio y después de oír a todo el mundo lamentarse de la incomprensible decisión del Comité Olímpico Internacional para designar su sede, me gustaría invitar a la reflexión del lector y analizar la nula capacidad de autocrítica de una sociedad que mantiene un concepto heliocentrista donde el lugar del astro rey lo ocupamos nosotros mismos. Siempre he pensado que el ser humano es más inteligente cuanto conoce sus propias limitaciones, tal vez al Comité Olímpico Español y a su entorno mediático le ha faltado esa capacidad crítica y objetiva; pero sí en los meses previos a la elección de la sede olímpica un medio de comunicación madrileño se hubiese atrevido a publicar que Madrid no era la mejor candidatura, seguramente habría desatado las lanzas nacionalistas contra él. 
          Analizando las teorías en las que se basaba la candidatura olímpica hispana, vemos que se vendía un país en crisis que necesitaba la cita olímpica para salir de ella, pues en este primer precepto entiendo que hay un grave error, pues más que vender el producto estás rogando que te lo compre, cuando todos sabemos que el producto que adquirimos en una gran superficie siempre nos ha ofrecido más garantías de calidad que el del vendedor ambulante. La segunda gran propuesta, hablaba de que las instalaciones olímpicas estaban ya construidas; en ese aspecto, habría que tener en cuenta el avance tecnológico y si hace varios años que la infraestructura está hecha, lo lógico es que para el 2020 se hayan quedado más antiguas que las que se construyan específicamente para esa fecha. Detalle insignificante pero definitorio lo tendría los defensores de la candidatura. Así no podemos olvidar que el deporte rey en unas olimpiadas es el Atletismo y nuestros atletas son de nivel medio bajo además de estar bajo la sombra del dopaje por los casos del doctor Eufemiano Fuentes; aunque es verdad que en otras disciplinas nuestros deportistas son ejemplares, no es menos cierto que para el Comité Olímpico el deporte comienza cuando se enciende el pebetero y no antes. Personalmente tampoco me gustó la intervención del príncipe, con imágenes egocéntricas de él haciendo vela o sus hijas vestidas de rojo, cuando el mejor deportista olímpico de la Casa Real está imputado en un caso de corrupción; el presidente de España esbozó un discurso simple tal vez no lo pudo preparar mejor porque su mente estaba en los papeles del señor Bárcenas, aunque sin duda el “mejor” apoyo a nuestra candidatura fue la recreación de los especiales de Nochevieja de Martes y 13 por parte de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella (Anne Bottle) invitándonos en un inglés digno de Osfo o Quembris, a tomar un café con leche en la Plaza Mayor. Magnifica maniobra que ha conseguido, no sólo que no nos den las Olimpiadas, sino que en media España ya no se quiera ser español.

Publicado en Viva Barbate  21 de Septiembre de 2013

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