Hace unas semanas ironizaba sobre los problemas de este país
y de cómo sólo parecía que nos importase conseguir las Olimpiadas para la
capital del reino. Hoy, unas semanas más tarde de la elección final de Tokio y
después de oír a todo el mundo lamentarse de la incomprensible decisión del
Comité Olímpico Internacional para designar su sede, me gustaría invitar a la reflexión
del lector y analizar la nula capacidad de autocrítica de una sociedad que
mantiene un concepto heliocentrista donde el lugar del astro rey lo ocupamos
nosotros mismos. Siempre he pensado que el ser humano es más inteligente cuanto
conoce sus propias limitaciones, tal vez al Comité Olímpico Español y a su
entorno mediático le ha faltado esa capacidad crítica y objetiva; pero sí en
los meses previos a la elección de la sede olímpica un medio de comunicación
madrileño se hubiese atrevido a publicar que Madrid no era la mejor candidatura,
seguramente habría desatado las lanzas nacionalistas contra él.
Analizando
las teorías en las que se basaba la candidatura olímpica hispana, vemos que se
vendía un país en crisis que necesitaba la cita olímpica para salir de ella,
pues en este primer precepto entiendo que hay un grave error, pues más que
vender el producto estás rogando que te lo compre, cuando todos sabemos que el
producto que adquirimos en una gran superficie siempre nos ha ofrecido más
garantías de calidad que el del vendedor ambulante. La segunda gran propuesta,
hablaba de que las instalaciones olímpicas estaban ya construidas; en ese aspecto,
habría que tener en cuenta el avance tecnológico y si hace varios años que la infraestructura
está hecha, lo lógico es que para el 2020 se hayan quedado más antiguas que las
que se construyan específicamente para esa fecha. Detalle insignificante pero
definitorio lo tendría los defensores de la candidatura. Así no podemos olvidar
que el deporte rey en unas olimpiadas es el Atletismo y nuestros atletas son de
nivel medio bajo además de estar bajo la sombra del dopaje por los casos del
doctor Eufemiano Fuentes; aunque es verdad que en otras disciplinas nuestros
deportistas son ejemplares, no es menos cierto que para el Comité Olímpico el
deporte comienza cuando se enciende el pebetero y no antes. Personalmente
tampoco me gustó la intervención del príncipe, con imágenes egocéntricas de él
haciendo vela o sus hijas vestidas de rojo, cuando el mejor deportista olímpico
de la Casa Real está imputado en un caso de corrupción; el presidente de España
esbozó un discurso simple tal vez no lo pudo preparar mejor porque su mente
estaba en los papeles del señor Bárcenas, aunque sin duda el “mejor” apoyo a
nuestra candidatura fue la recreación de los especiales de Nochevieja de Martes
y 13 por parte de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella (Anne Bottle)
invitándonos en un inglés digno de Osfo o Quembris, a tomar un café con leche
en la Plaza Mayor. Magnifica maniobra que ha conseguido, no sólo que no nos den
las Olimpiadas, sino que en media España ya no se quiera ser español.
Publicado en Viva Barbate 21 de Septiembre de 2013
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