jueves, 15 de julio de 2010

LA ROJA IGUALDA


Cuando el hombre lleva al grado más extremo su egoísmo y autoproteccionismo termina por caer en el abismo del desastre colectivo. El español ha abanderado el carácter personalista, adorando a quien mejor insulta, a quien mas presume y menos preciando a quien mas trabaja. Se ha valorado más la carcasa externa que el interior. En esta actitud, tal vez tenga mucho que ver el haber nacido bajo un gobierno dictatorial, donde quien intentaba unir fuerzas para poder aspirar a mejoras colectivas terminaba en el paredón, la cárcel, el exilio o humillado en la plaza del pueblo. De esta forma nuestros abuelos y padres nos han venido a inculcar los valores del “primero yo y luego los demás”, un carácter que vemos día tras día en nuestros “representantes” políticos, los cuales piensan en acceder al poder mediante la destrucción del rival más que por mejorar su gestión. En esta tutoría también se nos enseñó que presumir de los colores nacionales era símbolo de añoranza de la dictadura, en muchos casos porque los herederos de aquellos lodos se apropiaron de la roja igualda por el decreto de sus “santos cojones”.
El día 11 de julio, aquella mentalidad se fue, por un momento el español había aprendido que para luchar contra cualquier crisis, solo se podía hacer con la humildad, el respeto, el saber encajar, la constancia y la unión. El 11 de julio del 2010, la roja igualda fue la bandera de todos, catalanes, vascos, andaluces, gallegos, canarios, extremeños, baleares, etc...., DE TODOS; nadie se planteo el concepto de nación del statut, todos salimos a la calle a brindar por un deporte que hasta hace muy poco, sólo nos dio sinsabores. 23 jugadores, sin presunción y un entrenador modesto abanderaron la bandera de todos los españoles sin necesidad de hacerse tatuajes, colgarse pendientes, o tirarse a ninguna Paris Hilton.
Masacrados por un cobarde inglés, y apaleados por unos incapaces holandeses, España no perdió la compostura ni los papeles en ningún momento, ni con las palabras del ídolo caído de Argentina ni por el príncipe destronado de Hortaleza. Se limitó a trabajar para jugar mejor y ganarEl 14 de julio, oí que en el Parlamento de los Diputados que alguien llamó “maricón” al líder de la oposición, el 14 de julio volví a despertar de un sueño muy dulce que tuve el día 11 y que no fue un sueño meramente futbolístico ni deportivo, fue el sueño de una sociedad unida y luchadora bajo unos principios de sociabilidad y colaboración capaz de sacrificar la individualidad partidista, empresarial, sindical o personal en busca de la mejora social de todo un pueblo. Sólo fue un sueño que duró uno o dos días.

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